Conversamos con la socióloga e investigadora feminista, Dora Barrancos, sobre la histórica lucha por el aborto legal en Argentina y los desafíos en la implementación de la Ley.
L: ¿Qué fragmentos consideras los más significativos, de estos 60 años de lucha, que llevan a la conquista de la ley del aborto legal?
Pienso en ciclos y hay que pensar sobre todo en la retomada de la democracia, la presencia de la gran Dora Coledesky que viene del exilio y que tiene una impronta feminista pero un recado principal, una propuesta principal. No es raro encontrar dentro de los movimientos feministas esas especializaciones, cuando el feminismo de la primera ola tuvo un segmento muy destacado en ordenar la conquista del derecho al sufragio, por ejemplo, era una especialización. Había núcleos que quizá no eran tan feministas pero con relación al derecho al voto tenían una acendrada marca de agencia. Lo mismo ocurrió con el aborto. Ahora bien, al igual que pasó con el momento climax de los derechos políticos, el aborto también coincide con la llegada de muchas de nosotras que nos habíamos ido al exilio. Una convergencia hacia el feminismo con las mujeres que habían resistido en el país, y que también habían adquirido el feminismo en esa resistencia. El aborto estuvo en una ponderada zona de derechos fundamentales. Desde luego las violencias ocupaban un gran lugar, la lucha por la cuota electoral -que no era una lucha tan extendida en todo el movimiento- pero que sí tenía núcleos prominentes de compañeras que trabajaban por la transformación de la ley electoral en orden a conseguir lo que hizo pionera también a la Argentina, la conquista de la ley de cupo en 1991. Pero el aborto, por otra parte, era de una significación enorme en todos los grupos feministas, insisto en que había dentro de este tramo, grupos muy especializados, el de Dora fue uno de ellos. Así que un momento importantísimo de reconstitución de la democracia y de crecimiento de los grupos que van a tener como especialización fundamental los derechos sexuales y no reproductivos, con el aborto a la cabeza. La constitución de una serie de organizaciones, una sucediendo a la otra. Eso es un fragmento de la historia importantísimo, si bien fue un momento, diría, testimonial. De muchísimas manifestaciones sobre todo en los años 90, voy a recordar aquellas célebres de Callao y Rivadavia, donde se ponían mesas para solicitar firmas, para plebiscitar el aborto.
El otro momento es el de la gran articulación de la Campaña por el derecho al aborto legal, seguro y gratito. La Campaña va articulándose en 2004, 2005, como saben surge del movimiento de los talleres sobre aborto que tenían los Encuentros Nacionales de Mujeres y ahí cada encuentro tenía su taller, todavía no había una magnatización hasta la definición, en 2004, de que hay que construir una campaña, 2005, mucho más consolidada y la expansión que sigue en 2006 en adelante. Lamentablemente no había posibilidades de tratamiento en el Congreso, había una posibilidad remota, pero la Campaña fue presentando año tras año su proyecto. Y lo notable es que en los últimos tiempos, 2016, 2017 había una mayor cantidad de firmas por parte de nuestrxs representantes.
Y desde 2018 al 2020, una tercera microtemporada, donde hay un encendido extraordinario, una gesta masiva de solicitud del aborto que no es necesario repasar porque es bien conocida, por la imprevista participación de tantas jóvenes y de muchos varones jóvenes. Para mí, 2018, 2019, era particularmente emocionante ver en las mochilas de lxs jóvenes el pañuelo verde, porque me emocionaba muchísimo ver niñas de 12, 13 años, muchas con uniformes de institutos educativos confesionales. Eso también era para mí de mucha conmoción. Y allí está el tercer ciclo en que se gesta esta marea verde y sabíamos que esto era imparable. Una vez que se da el cambio de gobierno, primero la Campaña y en todo 2019 -por lo menos en algunos distritos, Capital Federal yo fui candidata- era clarísima la adhesión programática, de los proyectos que deberíamos llevar adelante el aborto estaba dentro de los de primera magnitud de los derechos de las mujeres y personas gestantes.
Entonces, para mí son esos tres ciclos: recuperación de la democracia, años 90, diversos organismos -inclusive especializados en la cuestión del aborto-; segundo gran momento, los encuentros nacionales de mujeres 2004/2005, la creación de la Campaña; y último pequeño microciclo, lo que evoluciona como marea verde desde el 2018 hasta la conquista del derecho el 30 de diciembre del 2020, en plena pandemia a las 4:14 de la madrugada.
L: Yendo a la ley reglamentada (27.610) y a todo lo debatido en torno a la objeción de conciencia. Con un tiempo de implementación ¿Cómo lo ves ahora? ¿Sigue siendo una barrera?
Sigue siendo una barrera, pero es una barrera que la propia ley prevé que no puede des-asistirse a las personas que solicitan la interrupción. Por lo tanto, hay algunos lugares del país donde hay más problemas que otros. Hay objetores, pero hay lugares donde hay más dificultades, por ejemplo, provincias como Corrientes, Misiones, Salta, Jujuy, Tucumán, ha habido dificultades, pero se consigue hacer en otros lugares, no hay un drama alarmante. Aún en Misiones donde la barrera es un poco más sólida, sin embargo, no puede des-asistirse a las personas. Y hay áreas muy franqueadas, toda la provincia de Buenos Aires, todo lo que es la zona Centro-Sur, la provincia de La Pampa, Buenos Aires, no hay reclamos sustantivos en cuanto a la accesibilidad.
La objeción de conciencia, yo lo escribí, tiene que ver sobre todo con la articulación de la confesión médica, la medicina como una confesionalidad, más que las confesionalidades típicamente religiosas. Hay inhibidores en el aparato conceptual de muchos médicos respecto de qué es esto de la autonomía de los cuerpos, los cuerpos pertenecen a la medicina, entonces eso es la objeción y es cierto también que eso es más fácil de horadar.
L: En ese sentido, también te hemos escuchado hablar sobre la gestión del goce, el acceso a una sexualidad libre como un efecto simbólico más de esta ley, queríamos pedirte alguna consideración sobre esta idea tan potente.
Es un doble lazo simbólico pero también material. Yo cifré gran parte de la alocución, tanto en diputados como en el senado, y después el querido Pino Solanas hizo unas observaciones en el mismo sentido que yo. Pero creo que ahí fui pionera, porque conociendo las circunstancias que rodean a todas las mujeres y además por una experiencia empírica notable que yo tuve en Brasil, cuando me torné feminista e iba a una favela donde trabajábamos sobre sexualidad. Era muy notable un síntoma que había contra deseo, inhibidor del deseo que era la fantasmática posibilidad de quedar embarazada a propósito del coito aunque se tomaran absolutamente todos los tipos de recaudos. A pesar de ello, había una gota negra que advertía “te vas a quedar embarazada”, entonces eso ha sido una tranquera, un inhibidor, un dique que obviamente estaba entre los despropósitos de la imposibilidad de tener legalizado el aborto en nuestras vidas. Así que muchísimas mujeres, esto lo he conocido y tal vez ustedes también en la práctica clínica, inhibían o estaban insatisfechas sexualmente hasta la menopausia. En la menopausia las mujeres accedían al goce sexual mucho más frecuentemente de lo que podía ocurrir en los ciclos anteriores. Recuerdo esas charlas con esas mujeres que decían “ahora gozo porque no tengo preocupación de quedarme embarazada” así de simple. Por ello creo que la legalización del aborto ha significado una ampliación de derechos fundamentales para las mujeres en orden a su erotismo, al goce sexual y demás. No se trata sólo de una re-administración posible de nuestros cuerpos sino de una franquía de nuestro cuerpo, de nuestra subjetividad al goce sexual que es un derecho. El erotismo es un derecho, el goce sexual es un derecho humano.
L: El embarazo llegado a curso en menores de 15 años ha disminuido ¿Cómo lo pensás en función de estos dos años desde la promulgación de la ley?
B: Tenemos que hacer un análisis más fino. Hay una ventilación de este derecho, y sobre todo de cierta inocuidad que tiene hoy porque se trata con fármacos, entonces, debo decir que lo que no falta felizmente es ese recurso fundamental. Para los efectores hay absoluta garantía de recursos farmacológicos y esto lo hemos podido constatar: no hay queja respecto de faltantes de Misoprostol sobre todo y demás. Además, hay fabricación nacional de Misoprostol cosa que ha contribuido también a aligerar el precio de las interrupciones por intervención. Lo que creo es que hay más información y, evidentemente, un clima de socialización mayor en orden de una subjetividad que, si no es feminista, se aproxima mucho. Hay posibilidades, debido a los derrames que tienen los feminismos populares en la Argentina, esto es lo que quiero decir. Esos derrames están consistiendo también en alertas, en significaciones otras para la vida, aceptar de otro modo el “destino” de las mujeres (bien entre comillas destino), a limitar notablemente el destino femenino procreativo. Creo que eso tiene muchísimo que ver con la expansión del feminismo, con la expansión de mayor información que pueden brindar sobre todo las salas de atención primaria, en algunos lugares además consejerías, en fin, un trabajo mancomunado de muchas fuentes pero me gustaría dar un lugar bastante particular al derrame de los feminismos populares. Porque ahí hay otra entretela, otro modo de avizorarse, de concebirse, otro modo de apetencia, de significación que no sea “esto es inexorable, quedé embarazada y vamos adelante”. Así que creo que están por ahí las interpretaciones que podemos hacer de este fenómeno de reducción de embarazo a término en estas edades tempranas.
L: En el contexto de hacer este número de #aborto legal, pensábamos que apenas terminábamos de festejar la ley en Argentina y escuchamos que en Estados Unidos se amenaza la garantía de este derecho.
Es la primera vez, decía el otro día, que tenemos una posición dominante del Sur respecto al Norte. Las mujeres del sur dando, proyectando impulsos, fuerza para la resistencia en el norte. Siempre hemos estado en una posición “secundaria”, limitada, pero esta vez tenemos una situación completamente contraria y estamos dominando el juego, por lo menos, de las interpretaciones que están haciendo una vez más los esfuerzos feministas, litigando con las posiciones antiderechos que cunden por el mundo entero.
Me gustaría terminar diciéndoles que en el pasado las posiciones reaccionarias, conservadoras eran posiciones capilares, individuos varones y mujeres que eran reaccionarios, eran antiaborto, contrafeministas, homofóbicos, negrofóbicos, transfóbicos. Todo eso ahora, la novedad de estos tiempos tremendos que corren, es que constituyen un programa de la extrema derecha. Lo que era una posición individual reaccionaria se ha constituido en programa de las derechas ¿Qué notable, no? Entonces tenemos que pensar todos los esfuerzos para luchar contra esas tremendas fuerzas que tienen además dinero, que se han alzado contra los derechos humanos fundamentales. Como ustedes saben se escuchan algunas voces también localmente, que van a acabar con la ESI, con el Ministerio de Mujeres, que van a acabar con la autonomía y además en nombre de la libertad. Lo que es lo más paroxístico en materia de cinismo vertebral, cinismo vertebral es que luchan por la libertad, en realidad la libertad que quieren es la libertad de algunos para hostigar a otrxs, para someter a otrxs. Esa es la libertad que preconizan, la libertad que quieren es la libertad de hacer trizas la dignidad de otras y otres.
L: ¿Qué te gustaría transmitir para seguir la lucha en este panorama?
Quieren libertad para el cancelamiento de la dignidad humana pero vamos a resistir e insisto que ahora estamos dando fuerzas, ímpetu, como estamos dando guiones a nuestras compañeras del norte estamos un poco envalentonadas mejor es que seamos prudentes, cuidemos bien lo que hemos ganado y sobre todo que nos empecinemos fuertemente en conquistar muchos más derechos.
Dora Barrancos es Licenciada en Sociología (UBA), Mg. en Educación (UFMG, Brasil) y Doctora en Historia (UNICAMP, Brasil). Dirigió el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) entre 2000 y 2009. En 1986 comenzó su carrera de investigadora del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina) del que ocupó su directorio entre 2010 y 2019. Profesora consulta de la Facultad de Sociología de la UBA, y docente en distintos posgrados. Actualmente asesora ad honorem del presidente de la Nación.
* En la ilustración: Dora Barrancos, Nelly Minyersky, Martha Rosenberg y Nina Brugo el 14 de junio de 2018 (Basada en la fotografía publicada el 11 de diciembre de 2020, Página 12)