Activista gorda, feminista, profesora de Filosofía, abogada y doctoranda en Estudios de Género. Investiga demandas de despatologización del activismo gordo argentino. Compiló en 2016 junto a Nicolás Cuello “Cuerpos sin patrones. Resistencias desde las geografías desmesuradas de la carne” (Buenos Aires, Editorial Madreselva) y es autora de numerosos artículos sobre la temática. Nos reunimos con ella para pensar la salud en el entrecruzamiento de los estudios sobre corporalidades gordas, género y activismo.
Límbica (L): ¿Cuáles crees que son, desde tu trayectoria, las principales barreras de accesibilidad al sistema de salud para las corporalidades gordas?
Contrera (C): Hay un montón. En principio creo que hay que resaltar lo paradójico que resulta que las personas gordas seamos miradas todo el tiempo como un riesgo, como una bomba de tiempo en términos sanitarios. Eso autoriza el destrato, el comentario no pedido, incluso en la consulta médica y eso se hace siempre en nombre de la salud. Pero paradójicamente es en el ámbito de la salud donde se verifican quizás las mayores dificultades y hasta violaciones a los derechos humanos de las personas gordas. Esto no es solamente una impresión mía, ni un dato empírico sacado de hacer talleres y trabajar con estos temas desde hace diez años, se refleja en los números del INADI y se da a nivel mundial en donde se llevan desde hace más tiempo estudios sobre el estigma y la discriminación en el acceso a la salud. Vemos estos datos en el norte global y los estamos viendo acá ahora que le estamos prestando más atención a este tema quizás desde lo institucional. Entonces es muy paradójico, supuestamente la gordura es mala para la salud y eso autoriza un montón de intervenciones sobre los cuerpos gordos, pero a la vez ahí es donde vemos el estigma más fuerte. Esto se manifiesta en que las personas gordas en general retarden ir a la consulta médica, porque en realidad lo que están haciendo no es descuidar la salud o simplemente procrastinar la atención de su cuerpo, sino que están tratando de evitar volver a vivir situaciones de violencia, discriminación y eso trae malos resultados para la salud individual y es un problema. Es muy problemático porque después cuando se agravan situaciones de salud siempre es culpa de quien no acudió a la consulta a tiempo, sin verificarse qué es lo que sucedió para que las personas puedan acceder a las consultas de salud.
Otro gran problema que hay es el trato prejuicioso de la institución en general y de los trabajadores y trabajadoras de la salud respecto de los cuerpos gordos. Hay una mirada estigmatizante muy fuerte y un desconocimiento de lo que pasa con los cuerpos gordos más allá de las indicaciones que suponen que hay una mala alimentación o una alimentación excesiva, o centrada en alimentos poco nutritivos o malos per se y en la falta de ejercicio o sedentarismo. Entonces a partir de esa mirada prejuiciosa se desencadena toda una serie de situaciones que no tienen que ver mucho con lo que realmente le pasa a quien va a buscar la atención de salud. Sobre eso también hay un montón de estudios, sobre todo, en el norte global. Acá todavía hay que producir ese conocimiento sobre lo que ya sabemos que sucede.
L: ¿Qué otros efectos considerás que produce esa respuesta paradojal y estigmatizante del sistema de salud?
C: Muchas veces lo que provoca es que las personas gordas se vayan con un diagnóstico que no es el correcto. Por ejemplo, hay múltiples derivaciones a un nutricionista cuando las personas han ido a consultar por otra cosa, y esto es tremendo. Lo voy a poner con un ejemplo: una persona que está tratando de elaborar un duelo, que no puede dormir, que está en una situación de depresión, va a la consulta psiquiátrica derivada por su psicóloga, para evaluar si necesita medicación. Pero en la consulta psiquiátrica (frente a todo este cuadro) el único problema es el peso, entonces se deriva a nutrición a esta persona que tiene otro problema, y que además ya sabe que es gorda y que quizás no quiere ni ir a la nutricionista. Se le suma ahí una cuestión de que el problema es el peso y nuevamente una mirada que censura ese cuerpo por su aspecto. Estas derivaciones siempre se hacen en nombre de la salud. No están ayudando al problema puntual que tiene la persona, sino que están presuponiendo que el único problema que tiene la persona es el peso. Esto lleva a diagnósticos equivocados en algunos casos, en otros casos a diagnósticos que erran el objetivo y terminan poniendo a la persona en esta situación en que la única respuesta sea un nutricionista. Como si el único problema fuera el peso, y además como si el peso sólo respondiera a la ignorancia alimentaria.
Esos son los principales problemas: que la atención en salud es prejuiciosa, es estigmatizante. Hasta lo dice la Organización Mundial de la Salud, que en 2017 reconoció que el estigma de peso es un problema que afecta la salud de las personas gordas. Esto lo venimos diciendo los activismos gordos desde la década del 70, que el estigma y la atención médica prejuiciosa no redundan en mayor salud para las personas gordas, sino al contrario, lo que hacen es disminuirla.
L: ¿Cómo crees que se podrían incorporar estas perspectivas desestigmatizantes junto con el trato digno, en el sistema de salud? ¿De qué estrategias podemos servirnos?
C: Yo pienso que hay que distinguir por un lado lo que hacemos desde los activismos, que es señalar. Señalar dónde la política pública falla, dónde se vulneran derechos, dónde se necesita reparación, dónde hay una urgencia total de asistencia. Tener estrategias de despatologización e indicar que la forma corporal por sí sola no es una enfermedad, que hay un problema, esto es, un estatus epistémico de la gordura considerada como una enfermedad que es complejo. Este orden epistémico falla porque se da de bruces con los derechos y la dignidad de las personas, con la posibilidad de que las personas expresemos nuestros estilos de vida o nuestras posibilidades corporales del modo que podemos o como nos sale, o como tenemos ganas. Tenemos un modelo epistémico que está en crisis, cuyo problema es que el daño colateral de ese modelo epistémico son las vidas de las personas. Entonces para mí, la principal estrategia del activismo gordo no es solamente señalar que me discriminan, no me dejan entrar al boliche, no hay ropa para mí – que eso es cierto- sino, es decir, que están equivocados: hay que despatologizar la gordura.
Insistimos un montón con la idea de despatologización, que es una lucha que hacemos junto a los activismos trans, intersex, diversos funcionales. Entonces, desde el activismo puedo decir que el Índice de Masa Corporal (IMC) es complejo por un montón de razones que ya ha dado también la ciencia médica, y decir que no es un indicador de salud, pero yo no puedo decir cuál es el indicador adecuado de salud, no me corresponde a mí en tanto activista. Hay otras responsabilidades sociales, por ejemplo, de quienes construyen la ciencia. Yo puedo aportar en tanto profesora de filosofía y abogada que además soy activista. Pero yo no estoy trabajando en el ámbito de las ciencias médicas, entonces habrá que construir datos sin sesgo gordofóbico, sin sesgo capacitista. Del mismo modo, quienes están trabajando en el ámbito de las ciencias de la salud tendrán que ver qué otros indicadores dan una visión más integral de la salud de las personas, ¿hay correlación con esto que yo observo?, ¿estos datos cómo se produjeron?, ¿fueron subvencionados por la industria farmacológica?
Por otro lado, está la responsabilidad de quienes hacen políticas públicas, que van a tomar datos producidos por la ciencia y también tienen que escuchar a la sociedad civil y producir políticas que no estén basadas en la estigmatización de un grupo ¿Con qué reemplazar el IMC que es re barato, y que es muy fácil de implementar? Bueno, esa respuesta la tienen que dar quienes son los responsables de esa área y buscar cómo reemplazar esto en aras de la dignidad de las personas, el respeto y también del acceso a la salud. Porque es importante distinguir que pedir despatologización de la forma corporal de la gordura no implica no querer acceder al derecho a la salud, del mismo modo que la despatologización de las identidades trans, no implicó en Argentina, que las personas trans no accedan a la salud, sino que lo hagan en condiciones dignas Despatologización de la gordura es despatologizar la forma corporal, después las personas que nos enfermamos porque es parte de la condición corporal más allá de su tamaño, tenemos que acceder al dispositivo de salud.
L: Estás hablando de las responsabilidades de cada sector y mencionas a los activismos. Nos gustaría que nos cuentes cómo surge el colectivo de gordes activistas y en qué lucha se encuentran ahora.
C: Tenemos fechado los primeros escritos activistas y las primeras personas que nos reivindicamos activistas de la gordura en 2011 y 2012 cuando van apareciendo los primeros grupos. Argentina es bastante prolífica en cuanto a producir en castellano, lo cual es importante porque el activismo angloparlante es muy fuerte, pero Argentina es bastante pionera en ese sentido. Incluso siendo pocas personas, un sector del activismo se acopló básicamente porque veníamos de los feminismos y de los movimientos LGBTIQ +, entonces enseguida se acopló a esta idea de que existe la identidad de género, existe la retórica de derechos humanos en Argentina, existe un modo de peticionar, de presentar demandas. Aprendí del movimiento trans-intersex, más allá de que leo mucho activismo norteamericano, inglés y demás, la realidad es que mi influencia directa e inmediata ha sido el activismo trans-intersex. Aprendimos ahí cómo manejarnos, qué leer de la OMS, hubo como un aprendizaje intensivo que es peculiar y propio de Argentina. Eso llevó a que el taller “Hacer la vista gorda” que trabajó desde 2015 hasta el primer año de la pandemia logre salir de lo micro y llegar hasta lo meso político, y poner una demanda en el documento del 8M, por ejemplo. Es un activismo que está muy montado sobre lo asambleario y la forma de construcción feminista. Respecto al Colectivo de Gordes Activistas de Argentina (CGA) el año pasado un grupo de personas, muchas modelos influencers, que trabajan cuestiones de gordura, otras pertenecen a agrupaciones como Anybody argentina que es una agrupación que estuvo trabajando detrás de la ley de talles o bueno, yo misma que soy ex taller “Hacer la vista gorda”, coincidimos en La Plata en la inauguración del estudio antropométrico de la Ley de talles. Estaba esa necesidad de volver al espacio, de volver a encontrarse con las personas. Ya no había encuentro plurinacional en vista, El encuentro que se hizo en Morón dijimos que era el Primer Encuentro Plurinacional de Gordes, porque nos gustaba pensarlo federal, y está la voluntad de federalizar en la medida en que sea posible. Entonces la idea es seguir, mientras el Covid nos lo permita, tener presencialidad, volver a hacer otro encuentro, participar del encuentro plurinacional en octubre, que desde el 2017 hay talleres de activismo gordo.Esperemos que este año también esté presente el taller, porque siempre hay que defenderse, una siempre una está en riesgo de extinción y estamos con esos planes de que nuestros trabajos individuales, que también coexisten en el colectivo, se amplíen. Y también que el covid nos deje más presencialidad porque es un gran problema para los activismos, si bien la virtualidad está muy bien para muchas cosas, también necesitamos encontrarnos cara a cara a pensar políticas y estrategias colectivas.
L: Muchas veces te escuchamos decir “para un gorde no hay nada mejor que otre gorde” ¿Cómo lo pensás?
C: La verdad que fue el inconsciente matancero, lo dije por primera vez en la asamblea final del encuentro plurinacional en La Plata. Soy de Ciudad Evita, el peronismo lo llevo impregnado, la frase de Perón “para un peronista no hay nada mejor que otro peronista” se ve que me salió, no la pensé. Tenía que ver con el momento, el encuentro de La Plata fue bastante tensionado por la cuestión de la plurinacionalidad; el taller de activismo gordo el sábado ya se había pronunciado a favor de la plurinacionalidad, casualmente el día domingo nos sacaron de todas las aulas donde estábamos y nos mandaron a otro lado; nos impidieron que siguiéramos con la gestión de los talleres como veníamos, anotando y dando la palabra. Tuvimos que soportar mucha violencia de personas que venían a los talleres, gente que hacía cirugías bariátricas que nos venían a dar cátedra en el medio del taller. Daba cuenta de algo que pasa que en el nombre de la salud, todavía los feminismos, ciertos activismos de la diversidad, entienden que hay un límite para las reivindicaciones activistas gordas. Entonces ese día le escapamos a las garras de la organización y dijimos “bueno si nos dificultan sesionar en forma de taller vamos a hacer lo mismo que en el encuentro de Trelew que es hacer un mega plenario de cierre”. Nuestras conclusiones no fueron leídas, no estamos en el documento de ese año las conclusiones de ese taller. Fue ahí la necesidad, por eso la frase, no separatista sino una necesidad de consolidar esto de que ante tanta afrenta y tanta gente que nos viene a decir cómo tenemos que vivir estaba esta necesidad de volver a encontrarnos entre gordes y hacer estrategia entre nosotres; ahí teníamos que confluir. No por tener un esencialismo, o porque piense política ultraidentitaria compartir un rasgo no hace que te encuentres en la reivindicación política. Pero a veces, sobre todo en momentos en que los activismos están construyendo sus demandas, es necesario el reforzamiento de esto frente a un afuera que es hostil, no un afuera que es aliado. Porque frente a mis compañerxs intersex siento que no los tengo que expulsar de al lado mío, o les compañeres trans. Pero frente a una organización que me pone a una médica bariátrica a tapar la voz de las personas gordas hay que reforzar esa manera de encontrarnos y, aunque vengamos de trayectorias personales muy diferentes y de situaciones distintas, hay un lugar donde nos encontramos a poder construir nuestras demandas. Entonces “para un gorde no hay nada mejor que otro gorde” tenía que ver con eso. Si lo sigo repitiendo es en contextos donde necesitamos consolidar el sujeto político, porque estamos reclamando derechos. Además hay una magia que es cierta, que descubrieron las feministas cuando se empezaron a juntar en los encuentros, la que descubrieron los grupos racializados, etc, que tiene que ver con “sé de lo que estás hablando”, “eso a mí me pasó diferente porque tengo otro background, vengo de otra clase social, tengo determinada educación pero sí, entiendo perfectamente eso que te está pasando aunque no me haya pasado igual”. Pero, como digo, el activismo gordo en Argentina tiene 10 años, así que es lógico que necesitemos todavía ese reforzamiento, por eso la frase la sigo repitiendo, es como un guiño de “nos estamos encontrando acá”.
L: Para terminar ¿cuáles te parecen que son los aportes de los feminismos a los activismos gordes?
C: Esa pregunta es muy difícil. Es difícil porque los feminismos, así como tienen toda una teorización y una política sobre los cuerpos que forman parte de mi background como feminista que soy, también han tenido una manera sutil (y en otros casos menos sutil) de borrar la especificidad de los activismos gordos. En algunos casos porque de vuelta “el límite es la salud”. Entonces, es muy complejo para algunos sectores del feminismo abrazar demandas de despatologización de la gordura, les molesta. Hay gente formada que dice barbaridades gordofóbicas y después te dice “ah no pero mi abuela era gorda, puedo hablar de esto porque…” con unos argumentos que rechazarían de plano en otro tipo de discusión si lo involucrado fuera el racismo, por ejemplo.
Por otro lado, hay cierto sector del feminismo que recibe con los brazos abiertos a las personas gordas, pero a la vez de un modo curioso, porque la verdad es que siempre estuvimos ahí, quizá no como un sujeto político que estuviese reivindicando algo concreto. Entonces esta bienvenida al feminismo es rara porque yo no nací al feminismo en 2011 cuando escribí un texto sobre la gordura, yo ya era feminista, activista, ahora estoy politizando algo y ya era parte de ese movimiento. Hay muchas personas activistas gordas que están enojadas con los feminismos, acá en particular y pasa también en otras partes del mundo con distintos grados. En Argentina pasa esto con cuestiones como contaba en los encuentros, por ejemplo, para meter el taller en 2017 hubo que hacer una carta porque se decía que la gordura era un subtema del taller de cuerpo. Yo creo que eso para mí define lo que es el problema con los feminismos locales, que piensan que la gordura es un subtema; que los feminismos ya dijeron todo lo que había que decir en un par de libros de los años 80 o de los 90 como mucho, que hablar de gordura es hablar de imagen corporal, de violencia estética, de la presión del patriarcado mediante la industria de la moda y de la belleza sobre cuerpos que se consideran gordos por el sistema, pero que en realidad no son gordos, son cuerpos normales que a lo sumo no están regidos por un canon de belleza ultradelgado. Y eso es un problema porque esos textos canónicos del feminismo poco y nada dicen sobre la realidad de las personas que efectivamente son gordas. Esas explicaciones que ya las venimos escuchando hace un montón “que mala es la industria de la moda” “y la ropa” “y los diseñadores más exitosos son varones que odian a las mujeres”, etc. es una explicación que ya llegó a ser tautológica, ya sabemos que funciona así, explica poco y, sobre todo, no logra ningún cambio. Es más, digo algo sobre la industria de la dieta y la delgadez obligatoria y algunas personas lo van a escuchar; pero si lo dice una feminista flaca se viraliza, tiene que ver con los privilegios que encarnan los cuerpos que son más delgados. Lo que venimos denunciando hace tiempo no tiene que ver sólo con que tenga una imagen corporal distorsionada por el patriarcado sino también con otras cosas del dispositivo corporalidad que algunos feminismos no ven.
Entonces, yo me voy a seguir reivindicando feminista, algunas veces estoy más enojada que otras, pero creo que el día que se dé valor a estas contribuciones que hacemos desde los activismos y los estudios sobre gordura nos vamos a dar cuenta que obviamente podemos coincidir y que vamos a estar en el mismo lugar.
L: Vos haces recomendaciones de lecturas gordas. Pensando en lxs profesionales de la salud que han desmontado poco las asociaciones entre gordura y enfermedad ¿por dónde pueden comenzar? ¿Qué recomendarías?
C: Como para empezar, porque a veces no es mala voluntad sino ir contra una formación… Está disponible un cuadernillo que co-escribimos con Lux Moreno para formadores del ámbito de la Provincia de Buenos Aires y eso va con el sello del Ministerio de Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual de la Provincia de Buenos Aires y del propio Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. Es revolucionario que saquen un material para formar formadores y gente que va a estar en territorio, es un insumo importante para ver algunas de esas cosas, porque está pensado para ser un material introductorio.
También hay guías, por ejemplo, el Colectivo de Gordes Activistas de Argentina (CGA) escribió una Guía gorda que está disponible en internet. Está la guía del Instituto Canario de Igualdad que trabaja muchísimo gordofobia porque tiene además activistas gordas como Magdalena Piñeyro trabajando ahí, que es latinoamericana. La influencia del activismo argentino, pero también del latinoamericano en general, de habla castellana es impresionante. Ese material también es súper introductorio.
Está el libro de Salud Feminista de la Fundación Soberanía Sanitaria que salió por Tinta Limón donde hay un capítulo sobre gordura de mi autoría. Está bueno el material porque hay otros textos en ese libro con el que también puede dialogar, para hablar de la cuestión de riesgo o cómo pensar la salud feminista aunque no esten hablando estrictamente de gordura, hay un diálogo ahí para ampliar la mirada.
Enlaces a materiales recomendados:
Cuadernillo de sensibilización sobre temáticas de Diversidad corporal Gorda
Guía Gorda
https://drive.google.com/file/d/1ElP1lwlk1kTemseW16Ey7sBlSWDyNgns/view
Guía básica sobre gordofobia
https://www.consaludmental.org/publicaciones/Guia-gordofobia.pdf